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Opinión: La incertidumbre Mundial dispara el miedo de Messi... o de la Argentina en sí

Opinión: La incertidumbre Mundial dispara el miedo de Messi... o de la Argentina en sí
Opinión: La incertidumbre Mundial dispara el miedo de Messi... o de la Argentina en síAFP
Argentina se juega la vida ante Polonia. La albiceleste recuperó algo de terreno tras vencer a México en la segunda jornada. La derrota ante Arabia Saudí, en el amanecer de la fecha de grupos, despierta una inestabilidad impropia del combinado sudamericano, que no conquista una Copa del Mundo desde 1986

El Last Dance, la última oportunidad y la obligación han sido tres conceptos que, impulsados por la afición y los medios de comunación, idealizaron una inexistente figura de Lionel Messi (35). Catar estaba llamado a ser la tierra prometida. Ni Alemania (2006), ni Sudáfrica (2010) ni Brasil (2014), ni Rusia (2018). Era el país árabe el espacio en donde el extremo del PSG levantaría la Copa del Mundo. 

Fin a las críticas. Adiós a las comparaciones. Ni Cristiano Ronaldo (37). Ni el inmenso Diego Maradona. Nadie estaría a su alcance. Siete Balones de Oro. Tres Champions Leagues. Lo habría ganado todo. Lamentablemente, esa realidad es ajena. 

Los cuestionamientos surgen a la orden del día. Messi puede despedirse de Catar en caso de no solventar el partido ante Polonia. Ronaldo está clasificado a los octavos con Portugal. Maradona continúa -y continuará- en lo más alto del cielo. Allí, con su mano de Dios.

En el fútbol no todo es un camino de rosas. Para Messi, la espina que ensucia ese meteórico trayecto es una sensación que, desde hace unas temporadas, se instaló en su carrera: el miedo. 

El miedo ni siquiera es de él. Santi Nolla, director de Mundo Deportivo, expone en una columna que, mientras a Cristiano Ronaldo no se le pide ganar un Mundial, a Messi, cada cuatro años, los millones de argentinos que siguen el fútbol le exigen el regreso de la Copa a Buenos Aires. 

¡Cuánta razón!. La sociedad ha edificado una conducta nefasta que, en escencia, pretende que hombres que han sido tocados por la magia brinden algo más que fútbol. Maradona lo hizo en Argentina, y el país sudamericano lo recuerda. También completó la proesa anterior en Italia, pero no le generó el mismo resultado. Las polémicas brillaron en sus últimos años en Nápoles. El fútbol pasó a un segundo plano y Maradona salió por la puerta de atrás de la Serie A. Triste final. 

Un futbolista tiene que estar centrado en su trabajo. En su profesión. No necesita despertar felicidad. Para eso se encuentran los políticos. Los gobernantes. Messi, con sus goles, talento, versatilidad e Historia le ha entregado al deporte demasiadas páginas que, sin lugar a dudas, no quedarán eclipsadas por un resultado adverso ante Polonia.

Messi, al igual que todos, quiere ganar el Mundial. La victoria de la Copa América 2021 ante Brasil dejó entrever una versión que millones de aficionados querían. Con lágrimas, con una llamada a Antonella al término de aquel mítico choque contra la canarinha en el Maracaná, el 10 expuso la emoción. Esa alegría que fue difuminada en dos ocasiones por Chile y en una por el golazo de Mario Götze en el minuto 116. También en el Maracaná. 

El valiente tiene miedo del contrario, el cobarde de su propio temor. Decía Francisco De Quevedo. Messi, no expone miedo del contrario. Siempre salió con la ambisción de ganar. Los miedos de él no los puede descifrar un periodista, un medio o un entrenador. 

El miedo es, al parecer, de la sociedad argentina. El hecho de ver como su última gran figura puede retirarse sin ganar un Mundial enloquece.

Esa sensación es palpalble, lógica y cruel. Responsabilizar a Messi de las tristezas, los desagrabios de una nación y del paso del tiempo es inhumano. En Oriente Próximo, Messi tendrá ante Polonia una final anticipada. ¡Que el fútbol decida su voluntad!. Que Messi brille como un hombre libre y que la Argentina entera entienda, divida y suplima al 10 de más tareas. Ya ha hecho suficiente por la nación.