Nicolás Jarry es, junto a Alejandro Tabilo, la gran esperanza del tenis chileno. En su palmarés se incluyen tres titulos de la categoría ATP (Bastad, Santiago y Ginebra, los dos últimos conquistados durante el pasado año) y, además de haber firmado actuaciones de mérito en algunos torneos de mayor enjundia, también sabe lo que es estar en el top 20 del ranking mundial. Todo esto, sin embargo, contrasta con su estado actual.
El último episodio se produjo este mismo viernes, cuando sucumbió frente a Yibing Wu en un decepcionante estreno en el Masters de Shanghái. Su rival, a medio camino entre el circuito dominante y el Challenger, ocupa actualmente el puesto 560 de la clasificación y fue capaz de imponerse con asombrosa facilidad (6-2 y 6-1), lo que provocó el júbilo de los aficionados locales. El encuentro duró apenas una hora y no tuvo historia.
Jarry fue la gran sorpresa en la capital italiana allá por mayo, cuando alcanzó la final (Zverev ganó por 6-4 y 7-5). Desde entonces, sin embargo, se ha despedido a las primeras de cambio en los siguientes escenarios: Roland Garros, Wimbledon, Juegos Olímpicos, Montreal, Cincinnati, US Open, Pekín y Shanghái. Así, duró sólo un asalto en los cuatro Grand Slams del año, ya que le ocurrió lo mismo en el Abierto de Australia a principios de 2024.
En cinco meses, por tanto, Nicolás sólo ha sido capaz de sumar una victoria. La logró frente al eslovaco Lukas Klein (7-6/7-2, 3-6 y 6-4) en los octavos de Chengdu, el pasado 20 de septiembre. Aquello le pudo servir para quitarse algo de presión tras más de 100 días sin llevarse una alegría, aunque la realidad es que todo apunta a que fue un espejismo dados los resultados cosechados en las semanas posteriores.