La meritocracia de Ancelotti se puso en liza ante la Real. Volvió Rodrygo al once y se mantuvieron Ceballos, con Modric aguardando en el banquillo, y Camavinga, este como lateral izquierdo. La transición ya está en marcha. Y con ella se activó el modo avasallador desde el pitido inicial con un Vinicius que estaba muy juguetón, con la flechita hacia arriba. No era el único, pero sí el que más.
Dominaba el Madrid con claridad, queriendo marcar cuanto antes para evitar angustias posteriores, pero lo que son las cosas, la primera gran ocasión la disfrutó la Real tras una internada de Ahien, que puso un balón al que Sorloth no llegó de milagro. La torrija de cada día de Militao y Rudiger, quienes luego se entonarían, como es habitual.
La respuesta no pudo ser mejor con Benzema reclamando su trono para dar un pase de la muerte que no encontró destinatario. Ceballos, en su mejor momento, organizaba y se asociaba, una delicia con y sin balón. Vinicius, eléctrico, se gustaba y mucho también. Era coger el balón y salían de inmediato los cartones de palomitas en la grada para disfrutar de sus invenciones e intervenciones.
Remiro, un muro
Con lo que no contaban era con un Remiro que dijo que nones una y otra vez, que había echado el cerrojo y se había tragado la llave. El meta vasco se hizo gigante y no sólo para frenar a Vini. También le negó el gol a Kroos y a Benzema, que lo intentaron desde el balcón del área.
Al Madrid sólo le fallaba la definición por culpa del meta donostiarra. Todo lo demás lo hacía de lujo. Ni un reproche. Cualquier otro día, la goleada hubiera sido escandalosa. El colmo fue una pérdida de Brais Méndez al filo del descanso, Benzema se hizo con la bola y se la cedió a Vinicius que remató como le venía… pero Remiro puso la rodilla cuando ya se cantaba el gol en el Bernabéu.
Después del respiro merecido de unos y de otros, volvieron las huestes blancas a la carga y los txuri-urdin a defenderse del vendaval ofensivo que se les venía encima con más intensidad si cabía. A los 18 segundos ya había probado Ceballos otra vez a Remiro, por si se había dormido el meta.
Qué peligro de Kubo
Pero no, al contrario, cuanto más le disparaban, más se crecía. Como en una pared entre Benzema y Vinicius que acabó con disparo del brasileño… y con la enésima parada. Con el Madrid volcado al ataque, haciendo todo lo posible por derribar la muralla, también por la derecha con Rodrygo, la Real intentaba respirar con alguna contra.
Fue Kubo, que quería mostrarse ante su exequipo, el más incisivo. Rozó el gol con un disparo por debajo de las piernas de Rudiger al que respondió de maravilla Courtois. Luego rompió con un caño a Camavinga en la banda para dar una asistencia a Robert Navarro que también atajó el belga. Cada vez que se estiraban los de Imanol temblaban los cimientos del coliseo blanco.
Asensio y Modric, al rescate... o no
Ancelotti se acordó entonces de Modric y de Asensio, pero el que volvió a disfrutar de una inmejorable ocasión fue Vinicius. Se las apañó de nuevo para marcharse de su par y plantarse ante Remiro. Esta vez se la quiso picar, pero tampoco por arriba pudo superar al bastión donostiarra.
La desesperación en el Real Madrid era enorme. Un empate le dejaba a cinco puntos del Barcelona. Una distancia que, aun con toda la segunda vuelta por delante, parece demasiada. Así que siguieron atacando dejando espacios que no aprovechó el rival de milagro. Las tablas estaban firmadas y con ellas la desesperación de quienes lo intentaron todo pero se encontraron con un héroe en la portería contraria.
Jugador Flashscore del partido: Álex Remiro (Real Sociedad).
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