A veces, la expectación que despierta un derbi es inversamente proporcional al fútbol que se despliega sobre el césped. Pasa cuando ninguno se fía del otro -ni de sí mismo-, cuando existe demasiado respeto y los espacios brillan por su ausencia. Mucha táctica, poca improvisación. O lo que es igual, partido aburrido y sin grandes ocasiones de gol. Así, por ejemplo, se puede resumir la primera mitad.
Lo más destacable para los blancos fue el disparo de Marco Asensio en el primer remate a puerta del partido. Su tiro cogió un efecto que dificultó la intervención de Oblak.
Hasta esos primeros diez minutos, los de Simeone, con Llorente y Griezmann como referentes ofensivos, habían salido mejor, más valientes, presionando cerca del área de Courtois, al que sin embargo no probaron. Tampoco es que lo hiciera el Madrid con Oblak salvo en el citado tiro.
Vinicius quiso hacer la de Liverpool, pero su latigazo encontró respuesta en la cabeza de Hermoso. Ibuprofeno necesitará, seguro, el central atlético, que salvó a su portero de una peligrosa jugada.
Las cosas se enfriarían aún más con la fea lesión de rodilla de Reinildo. En una disputa con Valverde, se le quedó clavada la articulación doblándosela de un modo nada natural. Sus gestos de dolor no anticipaban nada bueno. Luego, se confirmaría la rotura del ligamento cruzado.
Pasaron varios minutos hasta que el Atlético volvió a rondar el gol. Carrasco sacó un córner muy cerrado que tocó Giménez con la testa adelantándose a Courtois... pero se olvidó el defensa uruguayo que estaba como delantero en la acción y despejó en vez de rematar. Luego sí que lo arreglaría. Se salvó ahí un Madrid que perdía muchos balones en combinaciones sencillas, si bien los colchoneros tampoco eran capaces de salir a la contra con peligro. Hasta los aficionados pedían el descanso, a ver si se arreglaba algo en la segunda mitad.
Expulsión de Correa... y los goles
Simeone lo intentó retirando a Barrios, inofensivo, para meter carácter con Correa, pero el argentino duraría 20 minutos antes de ser expulsado por un codazo en la boca del estómago a Rudiger. ¿Riguroso? Puede, pero se buscó él solito el problema por soltar el brazo cuando el balón estaba a 30 metros. Hay futbolistas que no entienden dónde están.
Con casi media hora por delante, se le ponía cuesta arriba el derbi al Atlético, aunque tampoco el Madrid parecía tener el día. Sólo creaba peligro cuando Vinicius entraba en juego. Y ni por esas. Lógicamente, los de Ancelotti, con las piernas frescas de Modric, Camavinga y Tchouaméni, y en superioridad, se volcaron al ataque, mas sin claridad alguna. Al contrario, jugaban más cómodos los rojiblancos. Y en una falta centrada por Griezmann apareció Giménez colgado del cielo de Madrid para sorprender a todos y estrenar el marcador. Enmudeció el Bernabéu.
Pero 90 minutos en el coliseo blanco son muy largos. Bien lo sabe el Atleti. Al Madrid parece que le pone ir por detrás en el marcador. Buscó con ahínco el tanto del empate y lo encontró en la cabeza de Álvaro Rodríguez. El tanque hispanouruguayo marcó los tiempos para hacer mejor el córner sacado por Modric. Nada mejor que estrenarse como goleador en un derbi.
Quedaba aún el tiempo añadido, se temían los visitantes lo peor, pero esta vez no hubo remontada y el marcador se quedó así, con un 1-1 que no deja satisfechos a ninguno de los dos.
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