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Los Packers dejan sin receptores a Aaron Rodgers en el último día de intercambios

Miguel Baeza
Aaron Rodgers se lamenta durante un partido de los Packers.
Aaron Rodgers se lamenta durante un partido de los Packers.Getty Images via AFP
El 1 de noviembre terminó la posibilidad para los equipos de la NFL de hacer intercambios con otras franquicias. En un último día con muchos movimientos, destacó la pasividad de los Green Bay Packers. Necesitados claramente de ‘wide receivers’, los de Wisconsin desatendieron las súplicas de su quarterback, Aaron Rodgers (38) y no realizaron ninguna operación en ‘trade deadline’.

Los problemas en la bahía crecen cada semana y desde los despachos de la franquicia no parecen querer poner remedio. Con Randall Cobb (32), Allen Lazard (26) y Christian Watson (23) lesionados, los Packers tienen a tres piezas fundamentales de su cuerpo de receptores apartadas por problemas físicos.

Una situación límite que ha repercutido directamente en el juego del equipo. En los partidos, Aaron Rodgers se ve muy limitado a la hora de pasar el balón, abusando excesivamente de la carrera. Eso vuelve muy predecible la ofensiva del cuadro dirigido por Matt LaFleur (42) y los resultados no hacen más que empeorar. Su récord desciende hasta el 3-5.

Todo en la organización de la plantilla ha sido desastroso desde la salida de Davante Adams (29) hacia Las Vegas en ‘offseason’. No han sabido suplir la ausencia del mejor ‘wide receiver’ de la NFL, lo que ha destruido un equipo que podía pelear por el anillo. Ni el californiano ni su exequipo han encontrado la felicidad por separado.

Queda la duda de si esta falta de proactividad por parte de Green Bay se debe a que están trabajando en la sombra para dar la campanada con la contratación del agente libre Odell Beckham Jr. (29). Tienen seis millones en caja y cabría la posibilidad de afrontar la operación. Sin embargo, el tiempo se acaba y se antoja complicado dado el estado de forma de los queseros y el amplio abanico de opciones que maneja el campeón con los Rams.

Duro palo, sobre todo, para Aaron Rodgers, que renovó pensando que volverían a luchar por el título con garantías y se encuentra con un año de transición del que prácticamente ningún jugador veterano quiere formar parte.