Mbappé, Bota de Oro con amargura: ocho goles en vano y un final trágico
Era una final insípida porque Argentina ganaba con facilidad y la selección gala no llegaba siquiera al área rival, pero dar por muerta a la campeona del mundo de 2018 no resulta buena idea. Randal Kolo Muani indicó el camino al provocar el penalti que permitía recortar distancias, Kylian Mbappé lo convirtió y el propio '10' igualó el encuentro en una fantástica acción combinada con el propio atacante del Eintracht, un jugador con cartel de actor de reparto que se convirtió en protagonista. Pudo ser héroe nacional si hubiera marcado la oportunidad que tuvo en la penútima acción, pero apareció Emiliano Martínez.
No ha sido el más regular de todo el campeonato, pero no hay ninguna duda de que su nombre, pese al triste desenlace, está escrito en dorado en este Mundial de Catar. Debutó con gol y asistencia contra Australia, anotó un doblete frente a Dinamarca y no le dio tiempo a hacer mucho ante Túnez dado que salió desde el banquillo y apenas estuvo media hora sobre el terreno de juego. Su rendimiento en la fase de grupos, sobresaliente.
Ya en octavos de final, Mbappé volvió a aparecer para liderar a Francia y así evitar cualquier susto frente a Polonia, que no asustaba a (casi) nadie e incluso gozó de alguna oportunidad para incomodar. Se apuntó otros dos tantos más y regaló uno a Olivier Giroud, lo que le convirtió en la figura más destacada del encuentro. Frente a Inglaterra y Marruecos, los de Didier Deschamps no necesitaron de su buen hacer de cara a portería: Tchouaméni, Giroud, Hernández y Kolo Muani fueron los protagonistas en ese apartado.
Goleador también en la final de 2018
Pese a no llegar a la veintena, el ex del Mónaco fue decisivo en la Copa del Mundo de hace cuatro años. Croacia fue la sorprendente finalista, pero no pudo frenar el poderío ofensivo de su rival, que se impuso por 4-2. Mandzukic marcó en las dos porterías, Griezmann lo hizo desde los 11 metros, Pogba firmó el tercero y el mismo Mbappé cerró el choque, un gol con un sabor más dulce que los cuatro (tres en el partido y otro más en la tanda de penaltis) de esta última final porque la plata vale mucho menos que el oro. Por mucha título individual que se vaya a llevar para casa.