El año 2023 no puede estar comenzando de mejor manera para Rebeka Masarova. La jugadora española, de 23 años y el puesto 130 del ranking, apuntaba maneras cuando ganó Roland Garros en categoría junior (donde fue la número dos del mundo) en 2016, aunque el salto al circuito de la WTA no estaba siendo el que habría deseado, puesto que es una habitual en torneos ITF y Challenger, los de menor entidad.
Pero su paso por Nueva Zelanda le está sentando bien a la tenista nacida en la ciudad suiza de Basilea, puesto que ya son cinco los partidos que lleva ganados de forma consecutiva (dos de ellos de la fase previa) sin perder ni siquiera un solo set por el camino.
El mal tiempo que está haciendo en Auckland durante toda la semana está obligando a que el torneo, que se debería disputar en pista rápida al aire libre como preparación para el Abierto de Australia, se juegue bajo techo, unas condiciones que benefician al juego de Masarova, que mide 1,86 metros y cuyo punto fuerte es el saque.
Comenzó su andadura por el cuadro principal de la ciudad neocelandesa derrotando a la segunda cabeza de serie y ganadora del US Open en 2017, la estadounidense Sloane Stephens, por 6-3 y 7-6 (5). En octavos de final, su victoria sobre la rusa Anna Blinkova, la 73 del ranking, fue más contundente (6-1 y 6-4), y este viernes tuvo que llegar a dos juegos de desempate contra la checa Karolina Muchova, actualmente en el puesto 151 de la WTA aunque hace poco menos de dos años era la 19 del mundo, para plantarse en semifinales tras vencer por 7-6 (4) y 7-6 (2) en dos horas y 14 minutos de juego.
Masarova, salvo en Gstaad en 2016, nunca había llegado tan lejos en un torneo del circuito WTA, con lo que pisará territorio casi inexplorado cuando se mida este sábado a la belga Ysaline Bonaventure, que es la 95 del mundo. Aunque son viejas conocidas, puesto que el pasado 23 de octubre ambas disputaron la final del W60 de Hamburgo, con victoria para la española por 6-4 y 6-3 en unas condiciones similares (pista dura indoor) a las que la organización del torneo de Auckland se está viendo obligado a emplear, con lo que el sueño de una hipotética final ante la ganadora del Gauff-Kovinic parece más cerca que nunca.