La magia del Chacho y la calidad de Musa, Tavares y Deck superan al Estrella Roja (72-56)
Cuando cuentas con un gran número de estrellas, de jugadores resolutivos, el único problema de un entrenador es manejar el tiempo de juego en la cancha y, fuera de la misma, el vestuario. A Chus Mateo, de momento, le está saliendo bien su plan de rotación. Unos días destacan unos que ya les tocará a otros en el siguiente partido.
En el del Estrella Roja, el colectivo funcionó durante muchos minutos. Hubo lagunas, cierto, si bien es relativamente normal en un nuevo proyecto y con tantos jugadores nuevos, incluido también el técnico. Peor en el global del encuentro, sólo hubo un color dominante, el blanco.
Ya desde el salto inicial, el Madrid buscó la superioridad física en la zona con Tavares, primero, y con Poirier, después. Pero el que apareció fue Cornelie, que conectó muy bien con Sergio Rodríguez para ir acumulando las primeras ventajas serias. El Chacho, de bajoncillo en las últimas semanas, se puso en ebullición y no había quien lo parase con sus mágicas asistencias sin mirar. Qué delicia es verle jugar cuando se siente bien. Y los locales lo notaron. 25-10 para cerrar el primer cuarto.
En el segundo, los serbios subieron un par de puntos su agresividad defensiva. Llull no estaba tan clarividente como Sergio y el equipo comenzó a no encontrar el camino hacia el aro rival. Después de un 31-13 comenzaron las pérdidas absurdas -hasta 19 acumularon en el partido- y las malas selecciones de tiro. El marcador se estrechó hasta el 39-30 con el que se llegó al descanso.
Haciendo la goma hasta la aparición de las estrellas
En la reanudación, la puesta en escena de los de Mateo no fue tan poco positiva. No había forma de parar la hemorragia defensiva y eso también repercutía en los porcentajes de tiro. Dos triples de Bentil y dos canastas, una de Dobric y otra de Vildoza, metieron el miedo en el cuerpo (44-42) en solo cuatro minutos. La vuelta del Chacho a pista puso las cosas en su sitio y el equipo firmó un 10-2 para normalizar la situación.
Se entró a los últimos diez minutos con 54-44. Pero aún quedaba trabajo por hacer porque Bentil y Vildoza -que pudo jugar a pesar de la denuncia del Baskonia por incumplimiento de contrato- insistían en anotar. Ahí entró en juega la intimidación de Tavares, la calidad plástica de Musa y la energía contagiosa de Deck haciendo de todo, incluso anotar un triple en el último segundo, para cerrar el triunfo con un marcador más abultado del que, quizás, mereció el Estrella Roja.
Se quedan los serbios con el casillero de victorias a 0 mientras que el Real Madrid respira un poco con su segundo triunfo en la Euroliga.
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