Centro de datos del Real Madrid-Atalanta
Es el rey de Europa. Y el de las finales. No pierde ninguna continental desde tiempos inmemoriales. Y con este nuevo trofeo ya se ha quedado como el club con más Supercopas de la historia. Es el Real Madrid. El nuevo Real. Aun con cosas que mejorar y roles que definir, en la era postKroos o en la era Mbappé, la pegada se antoja más brutal que antes. Da igual que juegue mejor o peor.
Haciéndose responsable del favoritismo que todo el mundo le atribuía salió mandón, con el debutante Mbappé al frente del tridente ofensivo con Rodrygo y Vinicius, y con Bellingham como centrocampista. El experimento perdió gas a los cinco minutos porque los roles aún no están bien definidos. Normal siendo la primera vez que jugaban juntos y con apenas una semana de entrenamientos los cuatro.
Desde entonces, sufrió el Madrid al intentar crear fútbol desde atrás. Huérfanos sin Kroos, al que van a echar mucho de menos, ni Tchouaméni tiene esa capacidad ni Valverde hizo ademán de hacerse cargo de ello. Así que la Atalanta fue creciendo, asentándose cada vez más cerca de Courtois y amenazando incluso con un balón al palo en un intento de despeje de Militao.
Sin cerebro
Tan impotente se veían los blancos que hasta Vinicius, harto de no entrar en juego, bajó para recibir como medio centro. Obviamente, esa nunca puede ser la solución. De ahí que sólo a través del pase en largo, o de alguna arrancada de Valverde, pudieran pensar en generar algo de peligro. Y los italianos estaban tan bien situados que apenas recibían cosquillas. Cierto que tampoco gozaban de ocasiones, pero la sensación de comodidad era más clara.
Sin embargo, como suele suceder cuando los de Ancelotti están sobre el terreno de juego, apenas necesitan jugar bien o disponer de media oportunidad para marcar o casi hacerlo. Y por ahí, al filo del descanso, en una buena presión colectiva, Rodrygo encontró un balón en el área para rematar con la zurda y estrellar el balón en el travesaño. Fue la mejor ocasión antes de marcharse el descanso.
La parada milagrosa de todos los días y el despertar
Requería el Madrid algo diferente para romper la monotonía y Mbappé se incrustró en la izquierda, su hábitat natural. Desde ahí firmó el primer ataque de la reanudación. Claro que los de Gasperini reaccionaron con un cabezazo de Pasalic ante el que respondió Courtois con su clásica intervención de las finales. Qué paradón a mano cambiada.
Había iniciado con más ritmo la segunda mitad, desde luego. Eso le venía de fábula a los campeones de la Champions. Sobre todo a un Bellingham que por fin encontró su sitio en el campo en la zona de tres cuartos. El despertar del inglés fue clave para que el marcador por fin se abriese. Habilitó a Vinicius en el área, el brasileño hizo de las suyas y asistió a Valverde para que el uruguayo empujase a placer el 1-0.
El estreno de Mbappé
A la Atalanta se le vino el mundo encima. Y el Madrid, cuando huele el miedo del rival, se lanza a su cuello. Después de que Musso le negase con dos paradones el gol a Vini y al propio Bellingham, fue Mbappé, a pase del inglés, el que gritó bien fuerte su primer gol como blanco.
Quedaban aún 20 minutos y aunque movió el banquillo Gasperini, no hubo forma ya de hincarle el diente al 'ogro' continental. Hubo tiempo, por supuesto, para que Modric jugase sus minutos y se convirtiera en más leyenda todavía con un nuevo título, el 27º vestido de merengue. Como Ancelotti, que ha igualado a Miguel Muñoz con 14 como entrenador más laureado del club. Y los que pueden llegar, que aún tienen opciones de otros seis más en este curso 24/25 que no ha podido comenzar de mejor manera.
Jugador Flashscore del partido: Jude Bellingham (Real Madrid).