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Brahim Díaz vuelve a sonreír con el Milan con su futuro en juego

César Suárez
Actualizado
Brahim Díaz, tras anotar el segundo gol de Milan ante el Nápoles
Brahim Díaz, tras anotar el segundo gol de Milan ante el NápolesAFP
Brahim Díaz (23), mediapunta del Milan cedido por el Real Madrid, fue la gran estrella de la goleada que el conjunto lombardo infringió al Nápoles en el estadio Diego Armando Maradona. El malagueño sigue haciendo méritos para volver al club blanco mientras se debate si aceptar o no la oferta de Marruecos para jugar con su selección.

Con el título casi decidido ya para cuadro napolitano, lo que se vio en el estadio del sur de Italia, una goleada escandalosa por 0-4, es un serio aviso para los locales teniendo en cuenta que volverán a verse las caras en breve con los cuartos de final de la Champions en juego. 

Y en esa exhibición de los rossoneri, una estrella brilló con luz propia, como suele hacer en los grandes partidos. Brahim volvió a mostrar su enorme calidad con los dos pies, su visión de juego prodigiosa y su olfato goleador. 

Tras una acción espectacular en una baldosa ante dos rivales, se deshizo de ellos para meter un balón a Rafael Leao, que abrió el marcador en el minuto 16. Y ocho minutos después, con un recorte monumental en el borde del área pequeña y un disparo colocado y fuerte, él mismo firmó el 0-2. Ya en la segunda mitad se retiraría con unas molestias musculares, pero Brahim había dejado su huella. 

Su futuro, una incógnita

El 10 del Milan cumple su tercera y última campaña cedido. El 30 de junio deberá regresar al Real Madrid, donde aún no saben qué hacer con él. Si finalmente Hazard se queda y Asensio renueva, con el empuje de Arribas, y también si se ficha un 9... poco espacio habría para el talentoso trequartista. En San Siro lo adoran, pero no quieren pagar un traspaso millonario. 

Las incógnitas con Brahim no se ciñen sólo a su futuro vestido de blanco o rojinegro. Él siempre ha tenido claro que quería jugar con España. Así lo ha dicho siempre, en repetidas ocasiones, desde que tiene uso de razón. Ha defendido la camiseta de la selección en todas las categorías inferiores e incluso en una ocasión -gol incluido- con la absoluta. Fue cuando la sub21, con De la Fuente al frente, tuvo que ejercer de combinado A por un positivo de Busquets con COVID-19. 

Luis Enrique, sin embargo, no le dio bola y eso lo quiso aprovechar la selección de Marruecos. Su padre, Sufi, nació en Melilla pero sus raíces vienen del país norteafricano. Y la estrategia de la revelación del pasado Mundial de Catar es la de convencer a este tipo de jugadores con antepasados marroquíes para que jueguen a las órdenes de Regragui. 

El último en hacerlo fue Abde, extremo de Osasuna que pertenece al Barça. Con Brahim han intentado lo mismo. De la Fuente no lo llamó en su primera convocatoria, lo que hizo levantar las dudas sobre si ha cambiado de opinión. Mientras, él sigue haciendo lo que mejor sabe, que es asistir y golear.