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El fútbol mexicano: una zona de confort millonaria lejos de la gloria

Erick Sánchez tuvo una oferta del Feyenoord, pero fichó por el América
Erick Sánchez tuvo una oferta del Feyenoord, pero fichó por el AméricaGetty Images via AFP
Dos días después de la eliminación de la Selección Mexicana de Fútbol de la Copa América 2024, el delantero Julián Quiñones subió a su cuenta de Instagram una historia sonriente junto a su peluquero. Uriel Antuna, extremo del Tri, publicó una foto despeinado y aprovechó para preguntarles a sus seguidores sobre qué hacer con su cabello. Otros seleccionados también compartieron cosas banales de su día a día.

La idiosincrasia mexicana futbolera está muy alejada de contextos pasionales en otros países donde se venera a la pelota, y donde, tras haber sufrido una eliminación catastrófica hubiera significado una vergüenza mayúscula. Mientras Maradona contaba que el simple hecho de perder un partido importante significaba no salir de la habitación de su casa durante días, los jugadores mexicanos prefieren ver cuántos views puede tener su nuevo look

Hablar de fútbol en México es hablar, en general, primero de entretenimiento y luego de pasión. Los estadios de la Liga MX —que arrancó este viernes un nuevo torneo—, son recintos en los que circula constantemente cerveza y se entonan frases a los gritos con la intención de que los de al lado se rían. Entre ese contexto, y en muy poco porcentaje, hay quienes van a ver mejor el juego y comprender la forma en la que juega su equipo. 

Para tristeza de la pasión, esa forma de sentir el deporte más popular del mundo por parte de la gente también ha impregnado a los protagonistas que, en los últimos tiempos, han visto cómo la Liga MX y la MLS, dadas sus recientes alianzas, se pelean por sus servicios y los llenan de dinero, sin la exigencia de las principales ligas del mundo. 

El crecimiento del negocio en el fútbol mexicano ha sido exponencial. La Liga MX, que no tiene descenso, ocupó en 2023 el lugar 13 entre todos las ligas de deportes profesionales que más dinero generó, con 555 millones de dólares (unos 511 millones de euros) anuales. Superó, entre otras, a la Eredivisie de Países Bajos, estuvo cerca de igualar a la SuperLiga Turca y solo quedó por debajo del Brasileirao entre todas las de Latinoamérica, según una investigación del sitio web howmuch.net.

En el mismo tono, la Liga MX es la segunda que mejor paga en la región —solamente superada por el Brasileirao— con un sueldo anual en promedio de 402.000 dólares (370.000 euros), según el ranking de la propia FIFA sobre este dato, el cual la colocó en el puesto 12 entre todas las ligas profesionales del mundo. 

Dinero y confort

Por si fuera poco, el futbolista de Primera División mexicana suele jugar un promedio de 40 partidos al año, una cifra que equipara al de los campeonatos de las principales ligas europeas, pero sin tener que disputar copas nacionales y una extensa competición continental como lo suele ser la Champions League o la Europa League. 

Esta combinación de arcas llenas y competitividad limitada ha creado un cóctel de comodidad en la que la ambición deportiva ha perdido peso, dejando desamparada a la selección nacional que se llena de jugadores millonarios que hace tiempo que no están acostumbrados a enfrentarse a tipos hambrientos que juegan al más alto nivel en Europa. 

Erick Sánchez, un mediocampista de gran recorrido que debutó en Pachuca, fue noticia en 2023, mientras se consolidaba como una figura del campeonato mexicano. El Feyenoord de Países Bajos quiso ficharlo y estuvo dispuesto a poner entre 5 y 6 millones de dólares (de 4,6 a 5,5 millones de euros) por el futbolista de 24 años. Lo que en otra liga hubiera sido una venta récord y la oportunidad de exportar a un joven talento, para los Tuzos representó una cifra insuficiente por una de sus joyas y desechó la oferta. En plena Copa América, Sánchez fue anunciado como nuevo jugador de América, por casi 9 millones de dólares (8,2 de euros).

Estadísticas de Erick Sánchez.
Estadísticas de Erick Sánchez.Flashscore

El caso de Sánchez se repite de manera constante, pero no sólo favoreciendo el mercado interno. Futbolistas que alguna vez emigraron a Europa en busca de un sueño, prefieren volver a México con contratos millonarios ante la primera adversidad. Jorge Sánchez, un lateral derecho de gran fuerza, fichó por el Ajax de Países Bajos. Ahí encontró mucha competencia —dicho por él mismo— por lo que fue cedido al Oporto de Portugal, un equipo que ha arropado a otros mexicanos como Héctor Herrera hasta la idolatría. Sánchez tampoco pudo adaptarse. Hace unos días fue presentado como nuevo futbolista de Cruz Azul

Al igual que Jorge Sánchez, el lateral izquierdo Gerardo Arteaga emigró a Europa para jugar en Bélgica. Ahí se consolidó y luego tuvo un leve bajón que suele tener todo futbolista joven. Cuando se creía que la próxima temporada sería la de la consolidación definitiva, Arteaga decidió volver para jugar con Rayados.

Se resiente la selección

El fracaso en la Copa América a dos años del Mundial ha sido un golpe durísimo en el ánimo de toda la afición mexicana que, aunque en su mayoría va a al estadio por la cerveza y el entretenimiento, le duele ver a su representativo nacional estancarse en la mediocridad y dejar de competir, como antes lo hacía, con otras selecciones.

No obstante, este viernes, antes del inicio un nuevo campeonato mexicano, sin descenso, con transferencias millonarias de jugadores aburguesados y el negocio facturando que hacen acrecentar el oscuro umbral anticompetitivo del fútbol de México, Rodrigo Huescas, un joven canterano de Cruz Azul de tan solo 20 años, decidió ejecutar su cláusula de rescisión y fichar por el Copenhague de Dinamarca. 

Estadísticas de Rodrigo Huescas.
Estadísticas de Rodrigo Huescas.Flashscore

La decisión de Huescas retumbó en el ámbito futbolístico mexicano e ilusionó a más de uno con que una nueva generación de jugadores se vuelquen por la gloria deportiva y que busquen llegar y triunfar, paso a paso, a la más alta élite europea y que, por el bien del fútbol nacional, que una dolorosa derrota les duela tanto que ni siquiera piensen en ver cuántas views tiene una historia de Instagram.