La Iniesta del fútbol femenino que sí tiene un Balón de Oro: es Aitana Bonmatí
Nacida hace 25 años en la localidad catalana de Vilanova i la Geltrú, Aitana se formó al igual que el centrocampista manchego en las categorías inferiores del Barça, y como él luce el dorsal 6 con la Roja y destaca por su técnica, su fútbol creativo y su visión de juego, además de por un buen disparo con las dos piernas.
También va camino de emular el nutrido palmarés de los Andrés Iniesta, Xavi Hernández o Leo Messi, ídolos y referentes en los que se fijaba cuando entró en la cantera culé en 2013, después de una infancia en la que jugaba a fútbol rodeada de niños.
Desde que debutase en el primer equipo azulgrana en 2016 no ha cesado de abrir su vitrina de trofeos. Cuatro ligas, cinco Copas de la Reina, tres Supercopas de España, y dos Ligas de Campeones, una en 2021 y la más reciente este año, en la que se proclamó mejor jugadora y que junto al título Mundial le ha abierto las puertas del Balón de Oro, el tercero que cae en manos de un futbolista nacido en España después de Luis Suárez (1960) y de su compañera en el Barça Alexia Putellas (2021, 2022).
También fue elegida mejor jugadora de la cita mundialista de Australia y Nueva Zelanda, en la que marcó tres goles, y jugadora UEFA del año, con cinco goles en Liga de Campeones.
Comprometida
En la recogida del trofeo de la UEFA admitió ser "muy ambiciosa, muy inconformista", a la vez que mostró su faceta más reivindicativa al aludir al beso forzado del entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, a su compañera Jenni Hermoso durante la ceremonia de entrega de trofeos.
"Como sociedad no debemos permitir que se haga abuso de poder en una relación laboral, así como también faltas de respeto, así que desde mi compañera Jenni a todas las mujeres que sufren lo mismo, estamos con vosotras y estamos trabajando para que esta sociedad mejore", afirmó.
Porque Aitana Bonmatí -Aitana, como figura en el dorsal de su elástica azulgrana o de la Roja- ha destacado asimismo por la vertiente social y reivindicativa que siempre ha dotado a su imagen pública.
"Al final somos personas, más allá de futbolistas y pienso que nosotras tenemos un altavoz muy grande donde la gente nos puede mirar para ser su referente a seguir", decía meses atrás en una entrevista concedida a la AFP.
En parte lo lleva en la sangre. Su apellido Bonmatí corresponde en realidad a su madre, siendo sus progenitores integrantes hace décadas de un movimiento en demanda de un cambio legal que permitiese que el apellido materno figurase en primer término.
Aparte de verse implicada en diversas acciones en pro de la acogida de refugiados, fue una de las '15 rebeldes' que dieron el paso de negarse a acudir con la selección española mientras no se llevasen a cabo mejoras en el funcionamiento interno.
Meses después, con las aguas más calmadas y tras diversos movimientos de acercamiento por parte de la Federación española, reconsideró su decisión y junto a otras compañeras regresó al seno del combinado español, entonces dirigido por Jorge Vilda.
Su físico grácil, con su metro y 61 centímetros de altura, y su rostro no exento de rasgos juveniles esconden una gran resistencia mental, pero también física. A comienzos de octubre el sindicato de futbolistas FIFPro publicó un informe sobre los jugadores y jugadoras, según el cual "ninguna jugadora ha disputado más partidos desde el 16 de julio de 2018" que la centrocampista del Barça (242). Un periodo en el que encadenó una racha de 140 partidos consecutivos.
Una carga de trabajo que en ocasiones puede suponer problemas de salud mental, un tema del que Aitana nunca eludió hablar y que reconoce que asiste a terapia psicológica.
Su último compromiso con el Barça quedó sellado a finales de diciembre de 2021 hasta 2025. Junto a Putellas el Balón de Oro femenino sigue desprendiendo brillo azulgrana.