OPINIÓN | Franco murió hace casi 50 años, ¡dejen al fútbol tranquilo!
Desde hace mucho tiempo los aficionados más radicales e ineptos del FC Barcelona han asegurado que Francisco Franco favoreció al Real Madrid durante décadas. En repetidas ocasiones se habla de que las primeras seis Copas de Europa fueron poco menos que regaladas. Por suerte, esas acusaciones eran vertidas por un sector que generaba risa en el entorno madridista.
Eso dejó de ser así cuando fueron respaldadas por un Joan Laporta que parece haber decidido morir matando. Señaló al eterno rival como un club afín al régimen del dictador y abrió una guerra que no viene a cuento entre dos entidades deportivas tan grandes. Mucho menos aún cuando tiene de protagonista a una figura tan dañina para la historia de España como lo fue la del caudillo.
Normal que desde la ‘Casa Blanca’ no aguantasen más y respondiesen con un contundente vídeo en el que demostraban que la relación del Barça con Franco no fue precisamente mala. De hecho, fue realmente fructífera y les salvó de la desaparición en varias ocasiones. Al final de ese contenido audiovisual destacó una frase del documental de Santiago Bernabéu: "Cuando oigo que el Madrid ha sido el equipo del régimen me dan ganas de cagarme en el padre de quien lo dice", apuntaba el gran presidente blanco.
Más allá del intercambio de golpes por un tema que caducó hace tiempo, se ha abierto una brecha entre ambas partes que será realmente difícil de cerrar. No tiene nada que ver con la encarnizada rivalidad que se vivió en la época de José Mourinho. Se ha dañado el núcleo de unas relaciones institucionales que habían mejorado gracias a la Superliga y que ahora serán muy difíciles de sanar.
El que más sufre es el fútbol, que se verá manchado en futuros partidos por una disputa que poco tiene que ver con el deporte. Mientras Franco descansa tranquilo en su tumba, los dos mayores referentes del deporte rey español le brindan un protagonismo que nunca mereció. Así que por favor, FC Barcelona y Real Madrid, dejad al dictador olvidado donde está y centraos en el balón, que es el que realmente importa.