El Girona derrota 2-1 al Espanyol en un accidentado y polémico derbi catalán
Suspense, tensión y agresividad. Los tres condimentos necesarios para fomentar la crispación de un campo de fútbol se hicieron presentes en el Montivili. En el templo gironés, los rojiblancos recibieron a un Espanyol que llegaba con un Joselu en estado de gracia. Michel, consciente del peligro del ariete perico, prefirió no especular y, desde el amanecer del encuentro, limitó su movimiento y controló con serenidad los tiempos del duelo.
La primera mitad se traduce a dos palabras: dominio y desacierto. El Girona manejó los hilos del partido. Las gradas del Montilivi, emocionadas ante la importancia del partido de este sábado en la carrera para mantener la categoría, alentaron desde un inicio a los suyos en un encuentro que, desde un inicio, sufrió un aumento gradual de los decibelios.
Además de asfixiar al Espanyol con un bloque de presión medio-alto, el Girona se hizo con la pelota e intentó desquebrajar la línea de cuatro defensores instalada con Diego Martínez. Los pericos, por su parte, aplicaron una técnica que conocen a la perfección: aguantar en el campo propio sin el balón en los pies.
Tsygankov, con sus ataques al vacío, inquietó en más de una oportunidad a Pacheco. El portero del Espanyol, por ejemplo, sacó una mano para cortar un centro muy cerrado del extremo ucraniano en el minuto 30 que por poco conecta con Castellanos.
En el 32, cuando Pacheco tomaba aire después de la acción de Tsygankov, Castellanos tuvo una de las más claras de la primera instancia. El ariete del Girona remató desde la frontal y el balón pasó rozando el larguero.
El desacierto del Girona en la primera parte fue borrado en el amanecer de la segunda. Cuando los delanteros no aparecen, los defensores tienen un papel fundamental. Arnau, el lateral que más goles lleva en LaLiga, dejó una imagen que marcará el tiempo de los resúmenes de la jornada. En el minuto 53, el jugador conectó desde la frontal una volea una pelota que había sido rechazada por la defensa del Espanyol y limitó la capacidad de reacción de Pacheco. El Girona encontró en menos de 10 minutos lo que no había solventado en 45 y ponía el justo 1-0 en el marcador.
El Girona dominaba a placer. Tanto con la pelota como sin ella. Los decibelios del encuentro, sin embargo, aumentaron. La tensión era latente y Reinier, que se encontraba en calentando en la banda lateral, se ganó una tarjeta roja en el minuto 71 por cuestionar las decisiones de Ortíz Arias.
Tres minutos más tarde, cuando el Espanyol no gozaba de un buen momento, se encontró con una de esas acciones que pueden definir un campeonato. Una peinada de Puado terminó en los pies de Braithwaite. El delantero danés cazó el balón en el área pequeña y remató de primera para dejar el 1-1 y silenciar las gradas del Montilivi.
La roja a Reinier no ha sido suficiente para calmar los ánimos del encuentro. En el minuto 81, Sergi Gómez perdió una carrera y se decantó por ejercer una barrida. En el movimiento, levantó el pie más de la cuenta y la acción fue tomada como temeraria. Ortíz Arias decretó primero una tarjeta amarilla. El VAR, segundos más tarde, corrigió al colegiado que, acto seguido, expulsó al centrocampista del Espanyol.
En el minuto 84 el partido se terminó de calentar. Vini Souza derribó a Tsygankov. El ucraniano cayó en el área pequeña y Ortíz Arias, sin dudarlo, decretó el penalti. El banco del Espanyol protestó la decisión. Stuani, que no suele fallar desde los once pasos, engañó a Pacheco y celebró por todo lo alto el segundo del Girona.
Con el triunfo, el Girona asciende hasta la décima posición de la tabla con 34 puntos, producto de 9 victorias, 7 empates y 11 derrotas. El Espanyol, en contraste, se mantiene en el puesto número 17 con 27 unidades, reflejo de una estadística de 6 victorias, 9 empates y 12 derrotas.
Jugador Flashscore del partido: Tsygankov