Lección de oratoria futbolística de Bellingham y Rodrygo en La Catedral (0-2)
Si hay algún equipo al que reciban con una suprema hostilidad en San Mamés, incluso más que a la Real Sociedad, es otro Real, el Madrid. Y si faltaba algo de pimienta al menú del sábado noche, ahí estaban algunos para recordar lo sucedido en la última jornada de la pasada Liga, que Carvajal juega mientras Yuri aún se está recuperando de la rotura de peroné que le provocó.
Y así empezó el partido. Con un Athletic enfurecido, un león recién sacado de la jaula y sin alimentar durante dos meses. La presa vestía de blanco. Y de ese modo se explican la intensidad, las protestas, la adrenalina bilbaina de los primeros instantes. Esa energía, era imposible más, duró un cuarto de hora. Lunin, en su examen de titular, apenas fue forzado en esos instantes.
Los de Valverde habían sacado los dientes, pero no mordieron. La potencia sin control no sirve de mucho. Demasiadas revoluciones e imprecisiones, incluso para los Williams. Y ante un Madrid que, sin la pausa de Kroos y Modric, suplentes, se contagió de ese correcalles, eso se suele pagar. Fue Rodrygo el que clavó el primer dardo en el corazón rojiblanco. Indetectable entre el central y el lateral zurdo, se coló en el área, le dejaron tirar y no falló para batir a Unai Simón por su palo. De maravilla le sienta su nueva posición.
Bellingham, el todocampista
Ese 0-1 animó a los de Ancelotti, donde Bellingham se multiplicaba arriba y abajo, con Camavinga ayudando a un nervioso Fran García. El 0-2 pudo llegar en un cabezazo de Alaba que sacó el portero, pero no pudo hacer lo mismo con el remate poco ortodoxo del mediapunta inglés tras un saque de esquina. La volea de primeras le salió mordida, rebotó en el césped y dibujó una parábola inalcanzable para transformarse en el 0-2.
Buscó la reacción el Athletic con Unai Gómez, cuyo remate detuvo bien Lunin. Pidió penalti tras un contacto con Militao, pero fue el bilbaino el que pisó al brasileño y no al revés.
Ay, la rodilla de Militao
Valverde refrescó a los suyos con un triple cambio para, al menos, mantener la combatividad. Muniain y Nico fueron sacrificados. Pero lo que más llamó la atención, por desgracia, fue la lesión de rodilla de Militao. Por sus gestos parece grave.
Tras el adiós al brasileño, el Athletic se volcó en ataque, pero de nuevo sin la precisión adecuada. Y cuando acertaban en sus disparos, como Berenguer o Sancet, aparecían Alaba o Tchouaméni o un muy seguro Lunin para despejar dudas. Si ya Bellingham, omnipresente, qué elegancia la suya con y sin balón, se reencarnaba en Zidane, poco podían hacer los vascos.
La entrada de Kroos y de Modric sirvió para que el Madrid se quedase con el balón. Aun así, no se rindió el Athletic, que lo intentó de todas las maneras, más con fe que con ideas. Fue Paredes, de cabeza tras balón parado, quien pudo reducir distancias ya en el tiempo añadido. Pero no hubo forma y el partido finalizó con el citado 0-2.
Jugador Flashscore del partido: Jude Belllingham (Real Madrid).
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