La considerada mejor futbolista de la historia no halló redención en su tercera final olímpica, celebrada este sábado en el Parque de los Príncipes, en París.
Como en Atenas-2004 y Pekín-2008, cuando dio a Brasil sus únicas medallas en el torneo femenino, su Canarinha fue incapaz de arrebatarle la medalla dorada a su némesis olímpico, la selección estadounidense.
En su vuelta al césped, tras perderse los dos últimos encuentros por sanción (victorias 1-0 ante Francia en cuartos y 4-2 contra España en semifinales), Marta Vieira da Silva arrancó en el banquillo en el partido definitivo de París-2024.
Entró en el minuto 61, pero mostró poco de su privilegiada visión de juego, de la magia de su zurda y de su antigua y característica explosividad. Al final recibió los aplausos del templo parisino.
A pesar del resultado, compañeras y adversarias habían celebrado desde antes del pitido inicial la posibilidad de que se despidiera luchando por el metal más precioso.
El segundo puesto fue un logro con emociones encontradas en el final de la carrera de la goleadora histórica de la 'Seleção' (131 tantos en 202 partidos). Neymar (32), máximo artillero masculino, tiene 79, dos más que un tal Pelé.
La jugadora del Orlando Pride tampoco pudo superar a su compatriota Cristiane (14) como máxima anotadora -masculina y femenina- de los Juegos, al irse en blanco y tener que contentarse con sus 13 dianas.
Vida de lucha
En su natal Dois Riachos, en el estado de Alagoas, en el empobrecido noreste brasileño, a la legendaria '10' le dijeron desde pequeña que "no era normal" que una niña jugara al fútbol.
Algunos vecinos pedían a su madre, poco presente en casa debido a sus múltiples trabajos para sustentar sola a cuatro niños, que le impidiera practicar ese deporte de "hombres".
Algún entrenador prefirió incluso retirar a sus jugadores de las competiciones antes que permitir que enfrentaran a una mujer.
"Regateaba a todos, de un lado a otro, para atrás, para adelante. Parecía que volaba", recordó al medio Dibradoras la exportera Meg, su compañera cuando llegó con 14 años al Vasco da Gama de Rio de Janeiro.
Entonces pocos imaginaban que esa jovencita se convertiría en una cara global del deporte más popular, con seis premios a la mejor jugadora, solo por detrás del argentino Lionel Messi (con ocho) y superando al portugués Cristiano Ronaldo (con cinco).
Todas esas críticas y juicios terminaron forjando el espíritu de superación de quien el fallecido Rey, tricampeón mundial con la 'Seleção', llamó la "Pelé con falda".
"Llora al comienzo para sonreír al final", dijo Marta tras la eliminación en octavos ante la anfitriona Francia (2-1) en el Mundial de 2019, donde superó al alemán Miroslav Klose como máximo artillero en la historia de la competición.
En total firmó 17 goles en 23 partidos a lo largo de seis mundiales (2003, 2007, 2011, 2015, 2019 y 2023).
Había dicho que el pasado, en Australia y Nueva Zelanda, donde las brasileñas cayeron en primera ronda, sería su última participación mundialista, pero recientemente abrió las puertas para defender los colores de la selección por última vez en Brasil-2027.
Botas con mensaje
Su reconocimiento suele estar ligado al éxito de su selección, pero Marta también ha pisado fuerte a nivel de clubes, ganando incluso una Liga de Campeones de Europa con el Umea sueco en 2004, meses después de haber disputado su primer Mundial, a los 17 años.
Luego volvió a su tierra, al Santos de Pelé, donde conquistó la primera Copa Libertadores Femenina, en 2009. Después se asentó y triunfó en Estados Unidos.
"Ha cambiado el 'soccer' en todo el mundo", dijo la atacante estadounidense Trinity Rodman (22). "Sin ella, probablemente no estaríamos aquí", añadió la delantera Sophia Smith (24), otra rival el sábado.
Con la Canarinha ha ganado tres Copas Américas (2003, 2010, 2018) y sufrió tres dolorosas derrotas: las finales del Mundial de China-2007 ante Alemania y las de Atenas y Pekín, sus dos primeras fueron competiciones olímpicas, torneo que no ha parado de intentar conseguir hasta París-2024.
En la Copa de Francia-2019 clamó con fuerza por la igualdad de género. Desde aquel torneo usa botas sin patrocinios de marcas deportivas, para concienciar sobre las diferencias económicas de lo que estas ofrecen a hombres y mujeres.
"Tenemos que seguir luchando", afirmó entonces la mujer más famosa en llevar un '10' a la espalda.