El eterno Suárez rescata a Uruguay, bronce de la Copa América tras ganar en penaltis
Si bien la velocidad al contragolpe había sido su gran baza en la Copa América, Canadá mostró en el primer tiempo una faceta diferente, atreviéndose a tocar, a dominar el juego y a triangular frente al área rival.
El debutante equipo del entrenador estadounidense Jesse Marsch tuvo atrevimiento contra uno de los grandes ganadores históricos del torneo, con 15 títulos que lo ponen en lo más alto del palmarés junto a Argentina.
El seleccionador sorprendió con su alineación al darle la titularidad a futbolistas que habían recibido poco tiempo de juego, como el delantero Tani Oluwaseyio, o que incluso ni siquiera se habían estrenado aún (el portero Dayne St. Clair o el central Luc de Fougerolles).
El partido comenzó bien para Uruguay, con el gol de Rodrigo Bentancur tras un corner ejecutado por Federico Valverde. Sebastián Cáceres cabeceó y la pelota terminó en los pies del centrocampista del Tottenham, que giró y remató para la apertura del marcador.
Sin embargo, un descuido defensivo, con Matías Viña perdido y un momento de duda de Sergio Rochet, representaron un giro de 180 grados con la anotación de Ismaël Koné.
El jugador del Olympique de Marsella hizo un remate poco ortodoxo, una acrobacia aérea que sirvió para empatar. De espaldas al arco, soltó un derechazo en el aire como si de una patada de artes marciales se tratara y batió al meta.
Aunque la reacción del plantel charrúa era inmediata, con un gol anulado a Facundo Pellistri por posición adelantada, los norteamericanos se atrevieron mediante el buen criterio de Jonathan Osorio.
La falta de acierto de Oluwaseyi, con dos ocasiones claras erradas tras centros perfectos, y Nahitan Nández salvaron a los de Marcelo Bielsa. El zaguero del Al Qadisiya despejó sobre la línea de gol un cabezazo de Jonathan Osorio en un rebote del portero ante un fallido mano a mano del propio centrocampista canadiense.
Sangre fría
Bielsa movió ficha al empezar la segunda mitad.
Luis Suárez, ovacionado por el público, entraba al campo junto a Giorgian de Arrascaeta para sacudir las cosas y Brian Rodríguez se sumaría después a la ecuación que planteaba el técnico.
Los cambios empujaron atrás al equipo de Marsch, con un Suárez activo pese a que le costaba encontrar comodidad para disparar. Los norteamericanos volvieron entonces a su apuesta de todo el torneo: esperar y contragolpear a la vez que se dejaban de concesiones con la entrada de titulares habituales como Alphonso Davies y Jonathan David.
Valverde mandó una pelota al palo en el minuto 78, antes de que Koné, en una contra, recibiera la pelota en el centro del campo con espacio para correr, tiempo para pensar y armar su disparo. El arquero bloqueó, sin suerte, pues David empujó la esfera aprovechando el rebote.
Uruguay parecía condenada, pero Suárez todavía tenía una bala en la recámara. De Arrascaeta gestó, José María Giménez centró y Suárez desenfundó. Su gol, con 37 años, cinco meses y 20 días, le devolvía la vida a los suyos.
Y en los penaltis tampoco falló, al contrario que Davies y el propio Ismaël.