Poderoso caballero es…..tener un proyecto sólido y criterio para fichar
Actualmente diez clubs componen este potentísimo grupo deportivo-empresarial: New York City (Estados Unidos), Melbourne City (Australia), Yokohama Marinos (Japón), Montevideo City Torque (Uruguay), Girona (España), Sichuan Jiuniu (China), Mumbai City (India), Lommel (Bélgica), Troyes (Francia), Bolívar (Bolivia) y, por supuesto, el Manchester City, la joya de la corona.
Desde 2016, momento en que Guardiola se convirtió en entrenador citizen, la inversión ha sido ingente: 1.240 millones de euros gastados en compras de jugadores y 575 de ingresos gracias a las ventas. Eso arroja un balance negativo total de – 666 millones de euros.
Un balance de gastos e ingresos muy diferente
En ese mismo periodo de tiempo el Real Madrid ha gastado 701 millones en comprar jugadores y ha vendido por un importe de 717 (incluida la enorme e infructuosa inversión de más de 100 millones en Hazard), lo cual supone una ganancia de 16 millones de euros.
En esos siete años el City ha logrado once títulos (ninguno europeo) y el Real Madrid 17, incluyendo tres Champions. Guardiola sigue persiguiendo la obsesión de ganar el mayor título de clubs en Europa tras 1.240 millones de inversión.
Ojeadores que valen oro
La conclusión es clara: el dinero no garantiza la recompensa que se persigue. Hace falta algo más. Todd Boehly, nuevo dueño del Chelsea, ya debe haber aprendido esa lección. Los títulos, o al menos la opción de luchar por ellos, llegan con un proyecto serio, una estructura deportiva y económica fiable y estable, buenos ojeadores y mejores negociadores. Cuando el Real Madrid, a través de su prestigioso cazatalentos Juni Calafat, fichó a Vinicius, Rodrygo o Valverde anticipándose a otros interesados, nadie imaginó que podían alcanzar el nivel que han logrado.
Hoy los dos brasileños han aumentado considerablemente su valor de mercado y el uruguayo lo ha multiplicado por 20 (costó 5 millones y la valoración actual de Transfermarkt es de 100). Por ello, los jeques forrados de petrodólares y los multimillonarios que desembarcan en el fútbol con delirios de grandeza pensando que es un negocio más de su colección deben saber que el balón no obedece a la cartera.