El Real Madrid salva la Europa League para un Braga que perdió en Nápoles (2-0)
Antes de ser un tópico, el cliché empezó como una pequeña tendencia que se fue confirmando con el tiempo. En este juego de tópicos que es la Liga de Campeones, el que prevalecía era que los errores se pagan caros en la máxima competición continental. Sin querer recurrir a ello, lo cierto es que no hay otra forma de caracterizar la derrota del Braga en Italia.
La ambición de Artur Jorge, evidente en el discurso del entrenador antes del partido, pero también cuando se anunció la alineación inicial, demostró que el Braga buscaba realmente esos dos goles que le permitieran clasificarse para los octavos de final de la Liga de Campeones. Ni Al Musrati (de vuelta de una lesión) ni Vítor Carvalho salieron de inicio, por lo que el mediocampo, formado por hombres experimentados como Moutinho y Pizzi, junto con la irreverencia de Zalazar, tendría que trabajar el doble para doblegar al equipo italiano.
Pero, como es habitual en la escuadra portuguesa, el problema no fue la calidad de los hombres de arriba, sino la debilidad de los de atrás.
Como el fútbol es un deporte de equipo, es cierto que el balón tenía que pasar por los centrocampistas para llegar a las zonas de ataque, pero un equipo que quiere estar en octavos de final de la Liga de Campeones no puede encajar dos goles que parten de un saque de banda desde la línea de fondo.
Bruma, en el minuto 4, había dado esa señal positiva en ataque, pero Serdar (minuto 9) no supo apoyarle y cabeceó a su propia portería un centro relativamente inofensivo de Politano. Y la cosa se puso más difícil...
Meret y algunos tropiezos
Una vez más, fueron las fragilidades defensivas del Braga las que impidieron crecer al equipo de Artur Jorge. Después de la ocasión de Bruma, los locales se desdibujaron ligeramente tras anotar el primer gol y entregaron el balón, permitiendo más ocasiones sobre la portería de Meret.
El internacional italiano contuvo la primera respuesta real del equipo luso, liderado, como de costumbre, por Ricardo Horta. El capitán del Braga realizó un fuerte disparo desde fuera del área, pero fue detenido por el guante derecho de Meret, que envió a córner. La primera ocasión se perdió, aunque fue una muestra más de la capacidad ofensiva del SC Braga.
Sólo habían pasado cuatro minutos, pero en la Liga de Campeones cualquier segundo puede ser peligroso, sobre todo cuando se abren vías para jugadores como Kvaratskhelia. El georgiano aprovechó que José Fonte tocó el balón con la mano y abrió el camino para Nathan. Osimhen, completamente solo en el área, amplió la ventaja para el conjunto italiano, pese a tropezar en el último suspiro.
Otro error fatal. Los aficionados del Braga merecían algo mejor, pero la situación empeoró en cuanto consultaron Flashscore y se dieron cuenta de que el Unión Berlín estaba por delante del Real Madrid (1-0 al descanso), lo que significaba que los suyos estaba prácticamente fuera de cualquier competición europea.
El riesgo seguía siendo teórico
Con la vista puesta en el partido de Alemania, Artur Jorge sabía que no podía salir en la segunda parte con los mismos jugadores que alineó en la primera, así que quitó a Pizzi, que no estuvo fino en el último tercio, y metió a Abel Ruiz.
La misión del español era intentar reducir la desventaja para lograr el empate, pero el volumen ofensivo de la primera parte, al igual que Pizzi, se quedó en el vestuario.
Al buen estilo italiano, el Nápoles controló la segunda parte e incluso dispuso de las mejores ocasiones: Osimhen fue detenido dos veces por Matheus.
Sin brillar sobre el terreno de juego, las mejores noticias llegaron desde la capital alemana. Joselu marcó dos goles para el Real Madrid (2-3) y el SC Braga respiró aliviado: después de todo, aún queda la Europa League por delante.