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Francia también sabe ganar al "estilo Marruecos" y se cita con la historia en Catar (2-0)

Denis García
Theo anotó el primer gol francés de la semifinal.
Theo anotó el primer gol francés de la semifinal.AFP
La selección francesa derrotó a la marroquí por 2-0 en la segunda semifinal del Mundial de Catar. Los Bleus abrieron el marcador nada más comenzar el partido con un gol de Theo Hernández y luego supieron defenderse de las acometidas de los Leones del Atlas para acabar sentenciando en los minutos finales con un tanto de Kolo Muani para dejar a los africanos a las puertas de su primera final. De este modo, el combinado galo buscará el próximo domingo hacer historia y revalidar su título de campeón ante Argentina, que el martes acabó con Croacia.

Una semifinal del Mundial siempre es un acontecimiento histórico, aunque a veces lo es más por los condicionantes de cada uno de los participantes. Pasara lo que pasara finalmente, ambos equipos iban a hacer historia a su manera. Francia se quería meter en la final para tratar de ganar su segundo entorchado intercontinental consecutivo, algo que ningún país logra desde Brasil en 1962. Por su parte, Marruecos ya había logrado un hito nunca visto como fue el de ser la primera selección africana en meterse en semifinales de una Copa del Mundo, aunque obviamente no se conformaba con quedarse en el penúltimo escalón y por eso lo dejó todo sobre el césped del estadio Al Bayt.

La ambición exacerbada, como se ha visto varias veces en Catar, puede hacer que un equipo a priori inferior pueda alcanzar cotas impensables, pero también puede ser un arma de doble filo si no se sabe administrar correctamente.

Estadísticas del Francia-Marruecos
Estadísticas del Francia-MarruecosOpta by Stats Perform

Marruecos pecó de ambicioso

La defensa norteafricana, hasta este partido impenetrable y ordenada, pecó de exceso de ímpetu, lo que es sinónimo de problemas ante un ataque tan potente como el galo. No se llevaban disputados ni cinco minutos cuando Varane quiso combinar con Griezmann. Uno de los centrales de Walid Regragui, El Yamiq, en lugar de dejar controlar al colchonero de espaldas a la portería en línea de tres cuartos, quiso anticiparse en una acción de todo o nada, pero en este caso tocó nada. El Principito entró al área y buscó a un compatriota. Llegó Mbappé desde una posición central, pero una vez más los marroquíes, totalmente acelerados, corrieron apresurados todos a por el atacante del Paris Saint Germain, lo que dejó solo a Theo Hernández, que llegó por el flanco izquierdo y, tras un rebote, remató acrobáticamente para anotar el primer tanto del choque.

Suele decirse que lo que funciona no hay que tocarlo. A Regragui, que no había cambiado el dibujo táctico que tan buenos frutos le había dado en todo el Mundial, le dio ese mal conocido como “ataque de entrenador” y optó por ser todavía más defensivo de lo habitual y sacar una defensa de cinco hombres para rizar el rizo, pero le salió el tiro por la culata, con lo que por primera vez en el torneo se vio en la tesitura de tener que remontar un partido tras encajar el primer gol de un rival en todo el Mundial (el único gol recibido hasta entonces había sido ante Canadá en propia puerta y con 2-0 a favor). La angustia y desesperación que sus aficionados había contemplado con orgullo los cinco partidos anteriores, ahora la sentía Marruecos en sus propias carnes.

El error táctico pudo ser peor tras un error de Saiss, que calculó mal un bote y dejó a Giroud con una oportunidad clara, pero el centrodelantero del Milan se topó con el poste. Ante el susto y debido a la lesión del propio Saiss, el técnico de los Leones del Atlas dio marcha atrás y le sustituyó para meter al centrocampista Amallah y tener una disposición más reconocible.

Francia hizo de Marruecos y se defendió con uñas y dientes

Puede que por este motivo o porque Francia prefirió aguantar para buscar el contragolpe, el partido se igualó y, pese a que el propio Giroud y Mbappé pudieron poner tierra de por medio en el marcador en la misma jugada tras una tremenda conducción de Tchouaméni, bien se pudo llegar al descanso con empate, pero de nuevo el palo entró en escena para frenar un espectacular remate de chilena de El Yamiq, que estuvo a punto de resarcirse de su error inicial.

Deschamps también se había visto obligado a realizar cambios en su once titular, aunque en su caso por las bajas obligadas de Rabiot y de Upamecano, que dieron paso a Fofana y a Konaté, pero la enorme profundidad de la platilla gala hace que pueda sustituir a la mayoría de sus jugadores con plenas garantías y sin notar demasiado el bajón de nivel.

Sin embargo, más por decisión propia que debido a sus ausentes, Francia volvió a pecar de conservadurismo y exceso de confianza en sus cualidades de ataque al espacio tras el descanso, porque salió muy metida atrás y esto dio alas a Marruecos, que se volcó al ataque y pudo empatar. Fue la misma situación que se vivió en los cuartos de final ante Inglaterra, tras la que el técnico de los Bleus comentó que habían tenido suerte por acabar imponiéndose, pero no parecieron aprender de sus errores para evitar el sufrimiento.

Estadísticas de Ibrahima Konaté ante Marruecos
Estadísticas de Ibrahima Konaté ante MarruecosOpta by Stats Perform

Esta vez Drago derrotó a Rocky

Por otro lado, Regragui había afirmado en la previa que su selección era “el Rocky del Mundial”, y en este momento del partido estaba haciendo honor a su apodo tanto futbolística como físicamente porque elevó el nivel de dureza hasta un punto que, en ocasiones, el árbitro mexicano César Ramos no pudo frenar ni sancionar correctamente.

Pero la gran labor defensiva tanto de Varane como de Konaté hizo que el combinado galo sujetara con más o menos solvencia a sus adversarios, que atacaban con más corazón que cabeza. Si Francia está en la final de Catar es gracias a ser un equipo que puede jugar a lo que más le conviene en cada momento sin aferrarse a ningún estilo aparte del más importante de todos: ganar.

Porque con Marruecos dándose una y otra vez contra un muro de camisetas azules, pantalones blancos y medias rojas, la chispa de los delanteros galos sentenció el encuentro en el Al Bayt. La entrada al terreno de juego tanto de Thuram como de Kolo Muani les dio un punto extra de frescura y velocidad, justo lo que necesitaban en este momento de la semifinal. En el caso del segundo, fue llegar y besar el santo. Llevaba un minuto en el campo cuando, a 10 del final, observó pacientemente desde un segundo plano otra gran jugada de Mbappé, que caracoleó dentro del área para sacarse un disparo que un defensor desvió, pero el del Eintrach apareció para empujar el balón y darles a los suyos la calma y la seguridad para evitar problemas de última hora y dejar el 2-0 final en el electrónico.

Si se había criticado la fragilidad defensiva francesa, que no había podido dejar la portería de Lloris a cero en ningún encuentro mundialista, esta llegó cuando más falta hacía (aunque los Leones del Atlas tuvieron el 2-1 en el tiempo añadido) y, de este modo, los Bleus están a 90 minutos de su particular cita con la historia para poner la tercera estrella en su camiseta, aunque la Argentina de Messi querrá aguarles la fiesta. Mención especial merece el conjunto marroquí, que no pudo tener un camino más complicado a lo largo de toda la Copa del Mundo y que, por momentos, tuvo contra las cuerdas al vigente campeón, lo que a buen seguro será una inspiración para generaciones africanas venideras.

Jugador Flashscore del partido: Konaté.

Consulta a través de este enlace todas las estadísticas del Francia-Marruecos.