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Estados Unidos confía en el poder de la diversidad para sorprender en Catar

AFP
Estados Unidos, entre las candidatas a dejar huella
Estados Unidos, entre las candidatas a dejar huellaOZAN KOSE / AFP
Con un plantel inexperto en Mundiales, la selección de Estados Unidos se encomienda a la juventud y el mestizaje de su nueva generación para abrirse paso en Catar.

El vestuario estadounidense es todo un crisol con futbolistas nacidos en otras tierras, hijos de inmigrantes africanos y asiáticos y hasta de un jefe de Estado, aunque curiosamente pocos de ellos tienen raíces latinoamericanas.

Ausente en Rusia (2018), el combinado norteamericano solo cuenta con un sobreviviente de Brasil (2014), Deandre Yedlin, un buen ejemplo de la enorme multiculturalidad del equipo.

El zaguero del Inter Miami tiene herencia letona, judía y nativa estadounidense.

En la plantilla estadounidense, la segunda más joven del torneo después de Ghana, abundan las historias de trotamundos como Yunus Musah, prometedor volante del Valencia de 19 años y candidato a jugador revelación.

De padres ghaneses, Musah nació de forma azarosa en Nueva York cuando su madre visitaba a unos familiares. Su infancia transcurrió después en Italia e Inglaterra, donde fue reclutado para la academia del Arsenal e incluso fue internacional en las categorías inferiores.

Cuando la decisión ya era definitiva, Musah fue tentado por estos cuatro países y se decantó por Estados Unidos, alegando el potencial de su selección y los valores de su sociedad.

"Representamos a un país diverso. Hemos hablado mucho internamente sobre nuestras propias experiencias personales", explicó Sean Johnson, uno de los tres arqueros de Estados Unidos en Catar.

"Queremos unirnos colectivamente en torno a ciertas ideas y principios, las cosas que nos impulsan como equipo nacional. Y parte de eso es entender que el camino de cada uno es diferente", señaló el portero afroestadounidense del New York City FC.

Colección de pasaportes

El extremo Tim Weah, que juega en el Lille y posee pasaporte francés, atraerá muchas miradas al portar el apellido de una de las mayores glorias deportivas del continente africano.

Su padre, el liberiano George Weah, es el único africano en el palmarés del Balón de Oro (1995) y, colgadas las botas, escaló en la política hasta llegar a la presidente de su país.

Gio Reyna, otra de las perlas del 'Team USA', recibió propuestas para jugar con Argentina, país de origen de su familia paterna, y de Inglaterra, su país natal.

El talentoso extremo del Borussia Dortmund tuvo todavía menos dudas que Musah y ahora prolonga la herencia de su padre, Claudio Reyna, que fue capitán estadounidense y compitió en cuatro Copas del Mundo.

Tener un segundo pasaporte fue clave también para el desarrollo del actual 'Capitán América', Christian Pulisic.

La nacionalidad croata, obtenida de su abuelo paterno, le permitió incorporarse con 16 años a la academia del Borussia Dortmund y desarrollar una carrera en Europa pionera para un futbolista estadounidense, incluido un traspaso de más de 70 millones al Chelsea.

Escasez de latinos

Además de Reyna, otros cuatro mundialistas estadounidenses nacieron en el extranjero: los defensas Antonee Robinson (Fulham) y Cameron Carter-Vickers (Celtic FC) en Inglaterra, el lateral Sergiño Dest (AC Milan) en Países Bajos y el delantero Jesús Ferreira (FC Dallas) en Colombia.

Ferreira, nacido hace 21 años en Santa Marta, será uno de los pocos representantes de los más de 62 millones de latinos que viven en Estados Unidos, la comunidad más apasionada por el fútbol en el país.

La familia de Ferreira se trasladó a los nueve años a Dallas cuando su padre, David Ferreira, firmó por esta franquicia de la MLS, donde fue MVP (Jugador Más Valioso) de la temporada 2010.

El seleccionador Gregg Berhalter también convocó al volante Cristian Roldán, con sangre guatemalteca por parte de padre y salvadoreña por su madre.

En cambio, Berhalter dejó fuera a futbolistas con origen en México, como el delantero Ricardo Pepi (FC Groningen).

Los dos países vecinos coorganizarán, junto a Canadá, el Mundial de 2026 y mantienen una feroz competencia por atraer a promesas con doble nacionalidad.