Ha tardado casi un lustro, pero la madurez por fin ha aparecido en la carrera deportiva de Ousmane Dembélé. El extremo francés, fichaje récord del Barcelona, que pagó 150 millones de euros al Dortmund, es otro tanto en su vida personal como en la deportiva. Y la una está muy relacionada con la otra en su caso.
A sus 25 años está a un paso de ganar un Mundial y, además, siendo titular en un equipo en el que aparecen en ese once inicial junto a él los Griezmann, Mbappé y Giroud. Y mucho de ese éxito lo tiene gracias a Messi, capitán de Argentina y rival por ese título en Catar.
"Llegué (a Barcelona) con 20 años, era joven, y quería hacerlo todo solo, me gustaba lanzarme siempre al ataque. (Messi) Me dio calma, me decía que había tiempo para regatear y otros para pasar", ha reconocido.
Dembélé ha seguido elogiando la labor del 10 de Argentina. "En el vestuario es alguien sencillo, tranquilo, adora a los jóvenes. Me sentaba a su lado, pasé cuatro años muy buenos con él en el Barça. Es uno de los que me ha hecho amar al Barça con Iniesta".
Pero, lógicamente, ahora la situación es distinta y en juego está nada más y nada menos que un Mundial. "Vamos a hacer lo posible para que toque el balón lo menos posible porque es muy peligroso".