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El recuerdo de Pantani permanece vivo en Cesenatico, ciudad del 'Pirata'

AFP
Marco Pantani
Marco PantaniJOEL SAGET/AFP
Marco Pantani, levantado sobre sus pedales, preside la plaza Marconi: veinte años después de su dramática muerte, Cesenatico, localidad desde la que partirá la segunda etapa del Tour de Francia 2024 el domingo, tiene muy presente al 'Pirata', héroe trágico y controvertido del ciclismo italiano.

En una primera línea de playa saturada de hoteles, restaurantes y vendedores de helados de cara al mar Adriático, la 'piazza' Marconi supone un oasis de césped donde el pequeño Marco, que habitaba muy cerca, acudía a dar patadas al balón.

Ciclistas y turistas se detienen ahora para observar la figura marmórea del último corredor en haber logrado, en 1998, el doblete Giro-Tour de Francia el mismo año, y que fue encontrado muerto el 14 de febrero de 2004, después de haber ingerido un cóctel de antidepresivos y cocaína en un hotel de Rimini.

Pronto, una vez allanados los trámites burocráticos de la administración italiana, la plaza será rebautizada como Piazza Marco Pantani, asegura Matteo Gozzoli.

Como muchos en Cesenatico, el joven alcalde de esta localidad costera de 26.000 habitantes, que ve como su población se multiplica por cuatro cada verano, recuerda "la fiesta más grande organizada en la historia reciente de la ciudad" con motivo del regreso de Pantani después de su triunfo en el Tour 1998.

El regidor, que hace años practicó el ciclismo de competición, tampoco puede olvidar el momento en que supo de su muerte: "Es un poco como los atentados del 11 de septiembre, todo el mundo recuerda dónde estaba".

'Como un dios'

"Marco sigue siendo alguien importante para la ciudad y sus habitantes: el vínculo afectivo es más fuerte aún con el hombre que con el deportista. Siempre vivió aquí, cada uno tiene un recuerdo con él", resume el edil, que entre sus 10 y 13 años, coincidió en varias ocasiones con el hombre que "estaba considerado un poco como un dios".

"Y también hay un 'turismo Pantani' de marzo a noviembre, con cicloturistas, aficionados del mundo entero que vienen a ver su tumba y el museo".

Aunque su ubicación no está indicada en el cementerio de Cesenatico, el panteón de la familia Pantani es fácil de identificar gracias a su arquitectura, con una espiral para recordar las gestas en la montaña del 'Pirata', que asciende hasta una cruz formada a partir de una rueda de bicicleta.

Ya en el interior, una escultura en mármol blanco con el epitafio "Sobre el cajón más alto del podio, y para siempre". Y sobre ello su busto en bronce, un espacio rodeado de fotos, flores, libro de firmas, poemas y recuerdos.

El otro lugar de paso obligado para los devotos de Pantani es su museo, cerca de la estación, abierto desde 2005, que atrae cada año a 12.000 visitantes, según explica su directora, Serena Boschetti.

El infierno de Tonina

"Lo que nos sorprende también es ver niños entre los visitantes, jóvenes que no habían nacido cuando Marco corría. Su figura aún fascina por sus victorias, su estilo ofensivo, su imagen de pirata, con sus pendientes y su pañuelo, pero también por su carrera: tuvo tantas lesiones y tormentos, pero siempre logró salir adelante", resume la sobrina de Pantani.

Un recorrido contado por sus bicicletas, sus maillots, sus trofeos... que estuvo a punto de concluir en 1995, como atestigua el imponente clavo presente en una vitrina, que los cirujanos le colocaron en la pierna izquierda después de chocar contra un vehículo en la Milán-Turín.

Otra fecha marcada en rojo es el 5 de junio de 1999. El día después de la victoria al más puro estilo Pantani en Madonna di Campiglio, fue excluido de un Giro de Italia que dominaba, a dos días del final en Milán, debido a su tasa de hematocrito ligeramente superior al 50% tolerado.

Si Serena arremete aún contra "un sistema que le dio la espalda y que, diez meses después, cambió las modalidades de controles antidopaje", Tonina, su abuela, reconoce vivir "un infierno".

Desde hace 20 años debe convivir con la "cólera negra" contra los organizadores del Giro, contra las instancias del ciclismo, también contra la justicia que, en su opinión, no esclareció las circunstancias de la muerte de su nieto.

Si "hablar de Marco (le) hace bien", el paso del Tour de Francia por Cesenatico no suaviza su pena e incluso enciende su deseo de ajustar cuentas: "Hubiera sido una fiesta con Marco vivo. O me voy para no ver nada, o me quedo y no me callaré", avisa Tonina.