"Acabo de vivir un sueño, algo increíble, en la mejor carrera del mundo", decía a los micrófonos de TVE apenas unos minutos después de alcanzar la meta como ganador. 

"Es increíble, es algo que cuesta creer, el Tour de Francia es la principal carrera del mundo, todo un sueño.  Espero que a partir de aquí me respondan las piernas para poder seguir estando ahí. Quiero disfrutar de este momento, porque no todos los días se gana una etapa en el Tour", insistía el joven de Almuñécar, que quiso compartir su éxito con sus compañeros y su familia. "Esto es gracias también a ellos, al equipo, por su ayuda, no sólo hoy sino todos los días, y por creer en mí, que es muy importante. Y mis padres, que me lo han dado todo, estar aquí hubiera sido imposible sin ellos".

No le dio tiempo, eso sí, a disfrutar demasiado porque "fue un día de sufrimiento desde el inicio". Y más se complicó con un percance en su bicicleta en el inicio de la penúltima dificultad montañosa, que le hizo perder comba con los mejores. 

"Subí lo mejor que pude, y luego en el descenso cuando los alcancé, tiré a fondo hasta el final, asumí riesgos, e incluso pasé miedo en alguna curva", reconocía. "Simplemente, me concentré. Sé que soy rápido bajando, que no se me da mal, así que quise sacar partido de ello". 

Pero mereció la pena con la victoria de etapa. Y ahora, a luchar en la última semana por la tercera posición, que tiene con un segundo de ventaja sobre Hindley. Ahí incluso tiró de deportividad. "Fui a hacer la mejor etapa posible, pero no sé cuanto le habrá afectado la caída a Hindley, es algo que no me gusta. Si le he sacado tiempo porque estaba tocado no me gusta hacerlo así. Ojalá tengamos una buena lucha hasta París, pero no quiero obsesionarme con el podio".