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Anthony Edwards, la rebeldía del rocoso 'Team USA' en el Mundial

AFP
Anthony Edwards, con la camiseta de los Timberwolves
Anthony Edwards, con la camiseta de los TimberwolvesGetty Images via AFP
Sin ninguna superestrella que le haga sombra, el joven Anthony Edwards debe ser la pieza diferencial de Estados Unidos en el Mundial de baloncesto, la vitrina donde quiere reclamar su lugar entre la élite de la NBA.

A sus 22 años, el explosivo escolta de los Minnesota Timberwolves encara un momento clave de su carrera, en la que a menudo ha sobresalido más por episodios de indisciplina y su inmersión en el mundo del cine junto a Adam Sandler y Juancho Hernangómez en la película 'Hustle' (Garra).

Tan solo un mes atrás, Edwards renovó su contrato con Minnesota por cinco campañas y 260 millones de dólares, unas cifras a la altura del jugador franquicia en el que esperan que se convierta.

Tres años atrás, los Timberwolves lo escogieron con el número uno del draft y, si bien ha ido mejorando prestaciones cada año, aún no se le considera en el grupo de jóvenes llamados a dominar la NBA, como Luka Doncic o Ja Morant.

Al escolta tampoco le ayuda jugar en una franquicia que nunca termina de despegar. El año pasado, Minnesota invirtió casi todo su capital para fichar al francés Rudy Gobert y formar una temible dupla de pívots con Karl-Anthony Towns, pero el resultado volvió a ser una despedida a las primeras de cambio en playoffs.

Edwards fue la única noticia positiva de esa eliminatoria ante los Denver Nuggets (4-1). Ante los después campeones, el escolta dejó constancia de su inmenso potencial en ambos lados de la pista con unos estratosféricos promedios de 31,6 puntos, 3 triples, 5 rebotes, 5,2 asistencias, 1,8 robos y 2 tapones.

"El siguiente nivel"

Con el impulso de una campaña donde fue All-Star por primera vez, Edwards aceptó el reto de unirse a un 'Team USA' obligado a restaurar el orgullo en este Mundial de Japón, Indonesia y Filipinas (25 de agosto - 10 de septiembre).

"Quería jugar porque era una gran oportunidad", aseguró Edwards con su perenne sonrisa. "Puede llevar mi juego al siguiente nivel (...) Es un gran paso para mí".

Cuatro años atrás, un combinado con joyas como Jayson Tatum o Donovan Mitchell se estrelló en China con un vergonzoso séptimo lugar.

Con muchas superestrellas reservándose para los Juegos Olímpicos del año que viene, Edwards es señalado como el jugador que debe marcar diferencias en ataque.

El escolta anotó el curso pasado 24,6 puntos por partido, el mayor promedio de la selección, y en los partidos de exhibición ha demostrado que no le pesa esa responsabilidad. Su capacidad anotadora está fuera de toda duda como constató Grecia en el penúltimo amistoso, donde le bastaron 17 minutos para llegar a 21 puntos.

En un equipo diseñado para adaptarse al baloncesto FIBA, apostando por la intimidación defensiva y un ataque coral, Edwards es el talento más parecido al de las megaestrellas de la NBA, capaz de firmar mates de concurso y anotar desde cualquier posición.

Villano en 'Garra'

Esta experiencia internacional bajo la tutela del reputado Steve Kerr, arquitecto de la dinastía de los Warriors, también debe servir para atemperar el carácter de Edwards, protagonista de varios sonados incidentes.

En 2022 fue multado con 40.000 dólares por unos comentarios homófobos efectuados en un vídeo en Instagram y, tras su eliminación en los pasados playoffs, arrojó una silla plegable camino al vestuario en Denver que golpeó a dos empleados.

Esa faceta fue explotada en la popular película de Netflix 'Hustle' (Garra), producida y protagonizada por Adam Sandler. En la cinta, Edwards realiza una aplaudida interpretación de una arrogante estrella del baloncesto universitario que trata de intimidar en la pista al personaje principal, encarnado por el español Juancho Hernangómez, su excompañero en Minnesota.

Nacido en 2001 en Atlanta (Georgia), Edwards compaginó durante años el basket con el football americano, deporte en el que también se le pronosticaba un brillante futuro. Su vida y su carrera quedaron marcadas por la pérdida de su madre y de su abuela por cáncer con solo ocho meses de separación cuando tenía 14 años.

Ambas fallecieron en un quinto día de mes y Edwards siempre portó como tributo el número 5 en el instituto, la universidad y, desde la próxima temporada, también en los Timberwolves.