Opinión: Hay que estar orgullosos de la selección de baloncesto
En los Juegos de París, aunque la fase de grupos se ha celebrado en Lille, hemos visto la mejor versión de Santi Aldama, que ha dado un paso al frente con la selección. También hemos podido disfrutar de un Sergio Lllull descomunal y de buenos minutos de Darío Brizuela y de Jaime Pradilla, de estos dos últimos especialmente en la segunda parte ante Canadá.
Es cierto que, salvo en el duelo ante Grecia, Lorenzo Brown, al que han intentado anular todos los rivales, no ha podido desplegar su juego. Tampoco Juancho Hernangómez ha estado fino. Y ante Australia se echó en falta una mayor intensidad en el rebote defensivo que nos ha acabado costando cara, porque viendo la igualdad del grupo, una derrota por menos diferencia ante los Boomers nos habría metido en cuartos.
Estos Juegos han sido el último baile de Rudy Fernández en el baloncesto profesional y en la selección. Su presencia en Francia nos debe hacer sentir orgullosos a todos. Era el último exponente de una generación que nos lo ha dado todo: dos Mundiales (Japón 2006 y China 2019), cuatro Eurobasket (Polonia 2009, Lituania 2011, Francia 2015 y Alemania 2022) y tres medallas olímpicas, entre otras preseas. El mallorquín conecta la época dorada de los Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón, Sergio Rodríguez, Ricky Rubio, Felipe Reyes o Marc Gasol con el futuro.
El futuro
No se nos puede escapar que por detrás viene una generación extraordinaria, que se ha proclamado campeona del mundo junior y subcampeona del mundo en categoría sub 17. La de los Izan Almansa, Hugo González, Baba Miller, Aday Mara y compañía.
Es evidente que el equipo actual no tiene el talento descomunal de la generación anterior. Pero ha competido de tú a tú con las mejores selecciones del mundo y tiene jugadores con futuro como el propio Aldama, Juan Núñez, que no ha estado en los Juegos, o Garuba.
A otros jugadores más maduros como los Hernangómez, Alberto Díaz o Abrines les quedan todavía años en la élite. Y en el banquillo sigue el artífice del éxito, un Sergio Scariolo que eleva a la máxima potencia las cualidades de los jugadores.
Para analizar la participación olímpica, en primer lugar, hay que recordar que estar entre las 12 elegidas es algo a valorar. Grandes selecciones como Eslovenia, Lituania, Italia, Argentina o Croacia no han conseguido clasificarse.
Con los juniors de oro perdimos poco, por lo que no estamos acostumbrados al sabor de la derrota, pero no deja de ser significativo que ante una nueva potencia como Canadá, en un período de entreguerras, nos hayamos quedado en dos ocasiones a tan sólo tres puntos de ellos: en el pasado Mundial y en los Juegos. Una selección en la que juegan estrellas de la NBA como Shai Gilgeous-Alexander, RJ Barrett, Dillon Brooks o Jamal Murray, que tienen un potencial atlético y anotador al alcance de muy pocos.
Como también hay que poner en valor la victoria ante la Grecia de un icono mundial como Giannis Antetokounmpo, y de jugadores con mucha experiencia en Euroliga como Thomas Walkup, Nick Calathes o Kostas Papanikolau. El partido ante Australia fue mejorable, pese al liderazgo de Aldama y Llull, especialmente en defensa. Pero enfrente teníamos a los Patty Mills, Josh Giddey o Jock Landale.
La eliminación en la fase de grupos de los Juegos Olímpicos es una decepción. Es algo que no ocurría desde Sydney 2000, es decir, desde hace 24 años. Por lo tanto, hay varios aspectos que mejorar, pero creo que teníamos potencial para estar en cuartos de final. A todos nos queda un mal sabor de boca, pero debemos estar orgullosos de esta selección que tanto ha dado al deporte español.
