De Simone Biles a Novak Djokovic: seis grandes estrellas de los Juegos Olímpicos de París
AFP Sports repasa a seis de los mejores:
Simone Biles
En su regreso a los Juegos Olímpicos tras el trauma de Tokio, Biles, de 1,42 metros de altura, se mostró tan popular como la Torre Eiffel.
En Japón se vio obligada a retirarse de la mayor parte de los eventos de los Juegos por un debilitante bloqueo mental conocido como 'twisties'. Tres años después, Biles reanudó la carrera hacia el oro que había iniciado en Río 2016 ante un público entregado en el Bercy Arena, entre los que se encontraban su marido, el jugador de la NFL Jonathan Owens, Tom Cruise y Lady Gaga.
La atleta de 27 años superó a Rebeca Andrade por la codiciada corona absoluta en su última caída en el suelo. A ello se sumaron los títulos con el equipo estadounidense y en salto, donde ejecutó su doble pica Yurchenko, la Biles II, su sexta habilidad homónima.
Los tropiezos del último día, cuando el cansancio -tanto mental como físico- se apoderó de ella, la dejaron con la plata por detrás de Andrade en la modadlidad de solo suelo. En una muestra de su clase como persona, se inclinó ante la brasileña en el podio.
León Marchand
Ha nacido una nueva estrella en la piscina parisina. Léon Marchand cautivó a los espectadores que abarrotaban el estadio de La Defense con una hazaña que no se veía desde los tiempos de Michael Phelps.
El joven de 22 años se impuso con contundencia en sus cuatro pruebas individuales: los 200 metros mariposa, los 200 metros braza y la doble medley 200m-400m.
Se convirtió así en el primer nadador masculino que lo logra en unos Juegos individuales desde la leyenda estadounidense de 2008.
Como advertencia de mal agüero, Marchand afirmó que "esto no ha hecho más que empezar", con la vista puesta ya en Los Ángeles 2028.
Noah Lyles
Lyles llegó a París gritando que quería cimentar su legado como heredero legítimo de Usain Bolt. El estadounidense ganó unos 100 metros que quedarán para el recuerdo, superando por cinco milésimas al jamaicano Kishane Thompson.
Sin embargo, en los 200 metros, Letsile Tebogo se impuso con contundencia y le privó del doblete, y después se supo que había dado positivo por Covid.
Por lo tanto, se aisló en un hotel mientras los estadounidenses fracasaban y eran descalificados en el relevo 4x100m.
Bolt, en cambio, ganó el doblete de velocidad y el relevo en tres Juegos consecutivos, y sólo perdió un oro en relevos debido al caso de dopaje de un compañero de equipo.
Antoine Dupont
En el descanso de la final de rugby a siete, disputada en un abarrotado Estadio de Francia, Fiyi, bicampeona olímpica, parecía tenerlo todo bajo control. Entonces apareció Antoine Dupont.
Dupont, posiblemente el mejor jugador de rugby a 15 del mundo, había empezado en el banquillo para poder causar el máximo impacto con las piernas frescas en este deporte de alto octanaje.
El impacto fue inmediato. Aprovechando un balón suelto en el saque inicial de la segunda parte, se internó por la banda, superó al legendario jugador de siete de Fiyi Jerry Tuwai y pasó un balón interior a Aaron Grandidier-Nkanang para que anotara un sencillo ensayo.
A continuación, Dupont anotó dos ensayos para llevarse a casa el oro por 28-7, en un ambiente febril que incluso los comentaristas más experimentados dijeron que nunca habían vivido en un partido de rugby.
Novak Djokovic
A los 37 años, Novak Djokovic ganó por fin una medalla de oro olímpica, además de sus 24 títulos de Grand Slam.
El serbio derrotó a Carlos Alcaraz, 16 años menor que él, en una memorable final en Roland Garros, donde ya se ha proclamado campeón del Abierto de Francia en tres ocasiones.
Djokovic logró su sueño por las malas: tuvo que derrotar a su rival de toda la vida, Rafael Nadal, en segunda ronda, en el 60º enfrentamiento entre ambos.
Después se sobrepuso al agravamiento de una lesión de rodilla que había necesitado cirugía en junio durante su victoria en cuartos de final contra Stefanos Tsitsipas.
Djokovic dijo que quiere defender su título en los Juegos Olímpicos de 2028 en Los Ángeles, cuando tendrá 41 años.
"Me encanta el impulso, cada día, cada semana de entrenar mi cuerpo, perfeccionar mi juego, mejorarme a mí mismo todavía a esta edad", dijo.
El público
Cualquier duda sobre el compromiso del público francés con los Juegos Olímpicos quedó disipada por el enorme rugido con el que se zambulló en la piscina de La Defense la primera sensación de la natación, Léon Marchand.
La marcha de Marchand hacia los cuatro oros provocó un rítmico rugido de los espectadores cada vez que su cabeza rompía el agua; incluso los olímpicos más experimentados dijeron que el ruido era extraordinario.
Los franceses y los aficionados de todo el mundo también convirtieron cada noche el espectacular recinto de vóley playa situado junto a la Torre Eiffel en una fiesta que iluminó millones de cuentas de Instagram.