Con una derrota en los últimos 13 partidos afrontaba Holger Rune el duelo ante el número uno del ranking ATP. Esta buena dinámica se traduce en una soltura sobre la pista que siempre juega en contra de quien está al otro lado de la red, Carlos Alcaraz en este caso. Tan solo Félix Auger-Aliassime, la gran bestia negra del murciano en las últimas fechas, ha conseguido vencer al noruego tras el 0-2 en contra que sufrió frente a Marc-Andrea Huesler el pasado 3 de octubre. Antes de dicho encuentro, cuatro victorias consecutivas más.
Su buen estado de forma y su gran momento de confianza le hicieron entrar con muy buen pie al choque. Solventó sin ningún problema aquellos juegos en los que le tocaba sacar -cinco aces en total- e hizo sufrir de lo lindo a su oponente cuando este tenía la bola en su bolsillo, hasta el punto de incluso perder el servicio cuando caía por 2-3. Ya a partir de ahí, con un colchón algo mayor, el set cayó por la vía rápida para Rune, que demostró su buen hacer (3-6).
Alcaraz necesitaba darle la vuelta al marcador y sabía que no podía cometer demasiados errores no forzados (protagonizó siete en la segunda manga, seis menos respecto al danés). Estuvo muy cerca de romper el break cuando dominaba por la mínima (4-3), ya que tuvo hasta dos bolas para ampliar la ventaja. No fue así y hubo que llegar al desempate, en el que parecía haber únicamente dos posibilidades: que se lo llevara uno o que lo hiciera el otro, aunque el escandinavo ya había dado el primer paso (1-3).
Al final, desenlace alternativo y lesión del murciano (dolencia en la zona abdominal), lo que le obligó a decir adiós de forma prematura -quizás unos minutos- al Masters 1000 de París. Esta circunstancia, por supuesto, no empaña la gran actuación de Holger Rune, que se medirá en semifinales al mencionado Auger-Aliassime. El canadiense tendrá que intentar frenar la gran racha del de Copenhague (ha ganado 13 de los últimos 14 envites), aunque él lleva 16 triunfos consecutivos...